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Friday, October 9, 2020

El resurgir de la esvástica (Autor: Dino Alreich) Capítulo 9

 

Siete años

 

 

Christopher tuvo que esperar que oscureciera y que los policías se marcharan de aquel lugar para poder retornar a su apartamento. En pocos días ya no había comida en la nevera de su apartamento. Mangual estaba desesperado ocupado en la caza de ratas en el patio de la casa de los vecinos. Christopher se dirigió al mercado con su tarjeta de crédito en mano. Luego de haber recorrido todo el supermercado llenando su carrito de cosas de primera necesidad que aproximadamente sumaban unos ciento cincuenta dólares americanos se dirigió a la cajera que más desocupada estaba en ese momento. Tan pronto la cajera lo notó le dio un mensaje.

–Caballero, ¿cómo piensa pagar? –preguntó la cajera.

–Con mi tarjeta de crédito VISA, señorita. –contestó Christopher.

–Señor, lamento decirle que no estamos aceptando tarjetas de crédito. –dijo la cajera.

–Ah, no importa. Tengo suficiente efectivo en mi cartera. –replicó Christopher.

–Amigo, no sé si se ha enterado, pero tampoco aceptamos efectivo. Hace varias semanas que se ha estado anunciando de estos cambios en economía a nivel mundial. La única manera de comprar en este supermercado, así como en todo negocio es canjeando sus cuentas con la marca del estado. ¿Cómo es posible que no la tenga? –preguntó la cajera.

–Sí, señor ya casi todos la tenemos y es lo mejor que ha sucedido en la sociedad, tanto local como mundial. –dijo un anciano que estaba esperando en la fila detrás de Christopher.

–¡Así es! Desde que implantaron este sistema innovador se redujeron en un cien por ciento los asaltos y robos. Ya no hay quien robe con esta gran tecnología. –dijo una dama que tenía una cesta en mano llena de verduras a pagar.

–Entonces, ¿qué puedo hacer? –dijo Christopher dejando la compra en el supermercado y retornando con rostro decaído.

La gente estaba tan fanatizada con la figura de este nuevo líder mundial que el estado había erigido estatuas y figuras con su imagen en las plazas públicas donde la gente tenía que hacer reverencia una vez al día como muestra de lealtad al sistema. Incluso dentro de cada casa se comenzaron a implementar cámaras robots donde la gente era monitoreada.

Lo que se había presentado como algo positivo en la opinión pública, de pronto comenzaba a mostrar su verdadero rostro. Se trataba de una dictadura mundial. Sus grupos militarizados de defensa del nuevo orden mundial eran verdaderos verdugos contra aquellos que no se pusieran la marca. La gente no pidió ese gobierno mundial, pero ellos se fueron imponiendo en toda la política internacional y vencieron a los líderes. Prácticamente las naciones entraron a este nuevo orden de manera forzosa. Unos por medio de crisis diversas a menudo provocadas por sus adversarios, otros por medio de alianzas vendieron sus países a las promesas de prosperidad.  Para los que cedieron ante el sistema, ya no importaba la voluntad individual sino los designios del estado. Era extraño ver a la gente fanatizada por la marca como si se tratara de alguna clase de venerado talismán. Todo era parte de una nueva estructura económica y del culto mundial al líder que se presentaba como el salvador del mundo.    Prácticamente era una dictadura extraña que se iba fortaleciendo día a día.

Algo terrible comenzó a suceder.

Las personas que ya poseían la marca pero que se negaban a doblar rodilla ante la imagen del estado eran encontradas muertas de formas muy inusuales.

En el apartamento Christopher calculaba la comida de la alacena y los días que podría sobrevivir en ese apartamento.

–Mangual, tendremos que irnos de aquí. –dijo Christopher acariciando su felino–.  Las cosas se están poniendo duras en la sociedad así que tendremos que salir de esta jungla de cemento.

Christopher estaba dispuesto a dejar la ciudad e irse a los montes. Largo camino le restaba, vivía en una bola de cemento y los montes más seguros estaban rumbo al norte.

Christopher preparó su cargador de mascotas y se dispuso a llevar consigo a Mangual rumbo a las montañas. ¿Qué debía hacer ahora? Tal vez dirigirse a Catskill o quizás introducirse en el estado de Connecticut donde se alejaría de los edificios y todo lo urbano.  Debía procurar burlar las autoridades traspasando el río Hudson hasta perderse en sus senderos entre las rocas de la montaña. Probablemente intentaría encontrar un lugar seguro fuera en los montes Adirondack o quizás Mount Marcy. No conocía mucho de la geografía a la que se iba a enfrentar, solo quería huir a los montes, ¿pero a cuáles? Se introduciría en las Apalaches o algún lugar donde no existiera un edificio de cemento ni guardias ni luces. Solo quería escapar del control absoluto que el estado estaba imponiendo de forma tiránica con excusas ingeniosas.

Casi sin pensarlo, Christopher se encontró caminando a toda prisa en medio de la ciudad. Procuraba pasar desapercibido y no llamar la atención de las cámaras que el sistema colocó en cada esquina. Las nuevas cámaras eran unas especies de robots identificadores. Poseían la capacidad no solo de retratar a cada persona de la ciudad sino también crear unos “files” o carpetas donde de manera automática archivaba información confidencial y legítima de cada individuo. En esos files estaba retratado de forma cronológica los gustos, rutinas, lugares frecuentados, acciones, y todo lo que compone la vida social y privada de una persona. Realmente no existía privacidad bajo este nuevo sistema. ¿Cuándo comenzó el ceder de la privacidad? El ceder de la privacidad comenzó cuando los terroristas impusieron su control social para prevenir ataques y atentados que en muchas ocasiones fueron preparados por diversos gobiernos con metas en común para empujar a la sociedad a aceptar estas medidas drásticas de seguridad. De seguro que no muchos creerían que gente de apariencia de piedad como los mismos gobernantes estuvieran inmersos en religiones oscuras capaces de sacrificar a millares para “crear un mundo de paz”.

La bestia política comenzó a maravillar la tierra cuando comenzó a resolver el problema de la pobreza humana. Se adueñó de las riquezas de la tierra y por medio de la marca estableció el control mundial y la distribución balanceada de los bienes. Bienes que no se reflejaban en dinero sino en acceso a lo necesario por medio de la compraventa permitida por medio de la tecnología que ellos planearon en conjunto y de la cual la Biblia advertía dos mil años atrás. La tierra se maravilló cuando desaparecieron los robos de dinero ya que no había dinero circulando sino solo el crédito del artefacto debajo de la piel que poseía toda información del individuo. Las deudas internacionales fueron condonadas y se marcó un nuevo rumbo de prosperidad. Propuso una nueva religión donde cada filosofía o doctrina debía aceptar a todos los demás como iguales en el camino de la salvación y rechazar los reclamos de exclusividad del cristianismo.

El líder mundial se presentó como un religioso. Fue el líder máximo de los jesuitas vestido como cordero, pero siendo dragón en realidad. A los religiosos les hablaba con palabras adornadas y endulzadas más que la miel, pero dentro de su corazón reinaba la guerra y la muerte. El gobernante mundial supo presentar su marca global como cosa admirable y positiva, pero su número era el seiscientos sesenta y seis. Una vez controlada la Comunidad Europea, supo extenderse por medio de ella a toda la tierra y dividir al resto de los países en diez regiones de poder. Todos separados, pero a la misma vez unidos y sometidos por su dictadura.

El líder mundial le hizo creer al mundo que por medio de su gobierno vendría la paz a todas las naciones.  Promovía la idea de un plan para un nuevo orden internacional, económico donde los sistemas capitalistas y socialistas hacían intercambios para el desarrollo político-económico dentro de su óptica y plataforma. Proponía la eliminación de la deuda externa de todos los países del mundo, la racionalización de los recursos naturales, la racionalización industrial a nivel mundial y todo lo que tuviera que ver con capital. Propuso un “plan de paz” para resolver el problema judío palestino donde incorpora los estados de Israel y de Palestina al Mercado Común Europeo, a la vez que prometía brindarles protección. Incorporó Israel y Palestina a la OTAN. Así como un “plan económico” para ellos. Hizo de Israel una ciudad para transformarla en la nueva capital del Estado Judío y en el Centro Espiritual del cristianismo.

La tierra estaba maravillada, pero había un grupo de judíos monoteístas que no estaban de acuerdo con que se adorara a muchos dioses y mucho menos que se le diera pleitesía al líder mundial como si se tratara de un dios. Estos se opusieron a la marca.

El líder mundial hablaba palabras que sonaban alarmantes para muchos. Decía cosas como reclamarle derechos al Creador de todo para hacer de esta tierra lo que ellos habían determinado. Estaban dispuestos a luchar aún contra Dios mismo por imponer su voluntad sobre la tierra. El líder mundial fue entronado sobre la tierra por medio de influencias de grupos paganos que practicaban toda clase de abominaciones. Incluso las órdenes místicas y secretas eran la fuerza detrás del trono. Estas órdenes de paganos entre las que se encontraban los templarios, los iluminados y los jesuitas consideraban al líder mundial el elegido para ser poseído por las fuerzas tanto de la naturaleza y del universo para regir sobre la tierra. Pretendían imponerlo sobre la tierra como el: rey, papa, emperador y dios.  Sucedió que los asesores ocultistas del líder mundial acordaron usar la religión universal para someter toda la tierra. Ellos crearon una fusión de falso cristianismo con un comunismo engañoso basado en el odio. Con esta clase de pretextos firmaron un concordato con las potencias mundiales de Rusia y Estados Unidos. Llegaron al acuerdo que todas las naciones debían someterse. Todo aquel que se opusiera al control debería ser asesinado. Ahora, con la marca impuesta por casi toda la gente serian muy pocos los que estarían fuera de su alcance y control mundial. La peor tragedia de toda la humanidad acababa de comenzar. 

Christopher se comenzó a afligir al ver todo aquel panorama mundial. ¿Cómo era posible que se encontraba allí ahora? Nunca pensó que el asunto de su firmeza con Jesús afectaría su mismo destino. Esta era la hora, la hora del comienzo de las pesadillas y la tribulación mundial.

Christopher incrédulo aún por las cosas que estaba viendo, decidió salir de su apartamento en Manhattan, aunque arriesgado le serviría para comprobar por si mismo si lo que estaba viviendo era un mero sueño o una realidad. Al salir notó que las calles estaban extrañamente desiertas. La mayoría de la gente estaba algo atemorizada y preferían mantenerse en sus apartamentos. Excepto algunos temerarios de las gangas más prominentes del barrio. Por lo general Christopher era bastante antisocial pero esta vez tuvo la iniciativa de hablar primero con un muchacho que venía por la acera de la empinada calle.

–¡Oiga joven! –dijo Christopher llamando la atención de un joven latino.

–Diga, ¿qué desea? –preguntó el joven con acento puertorriqueño.

–¿No te parece extraño que la ciudad esté bastante desierta? –preguntó Borazzo.

–Ah, sí. Yo sé lo que pasa. –dijo el joven.

–¿De veras? –dijo Christopher mirando al joven con incredulidad.

–Dime, ¿cómo te llamas? –indagó Christopher.

–Nicky, ¿y usted? –contestó el joven.

–Me llamo Christopher. –contestó Borazzo. – Dime, ¿qué piensas es lo que sucede en la ciudad? ¿Qué has visto?

–Mire, el estado unido con la policía está tomando el control total de cada ciudad. Se han propuesto sellar a todos los habitantes de la tierra en un tiempo record de cinco meses. Están visitando las casas y anunciando que todo el mundo, pequeños y grandes, pobres y ricos tienen que ser sellados de forma compulsoria para seguridad de todos. Esto gracias al desaparecer de millares de personas. Ellos están poniendo una marca como ésta. –el joven le enseñó la mano derecha–. Esta marca se la están colocando a todos. ¿No la tiene aún? –preguntó al muchacho.

–¿Cinco meses para cubrir toda la tierra? –se preguntó Christopher. Entonces, ya queda poco tiempo. –asumió.

Christopher al ver la mano del muchacho exhibía lo que parecía ser una esvástica entrelazada con una estrella de David.

Joven, ¿conoces ese tatuaje que te implantó el estado? –preguntó Christopher.

Sí, ¿no crees que sea un emblema muy llamativo y especial? Ah, pero debajo de la piel colocaron un artefacto pequeño que sirve para comprar y vender y otras cosas más. –contestó Nicky.

Christopher se apartó de aquel muchacho de forma imprevista y casi dejándolo con la palabra en la boca. Procuró moverse a prisa y llegar a donde había más gente. 

De pronto Borazzo se encontró caminando en un lugar muy diferente al que solía vivir. Ya no era el viejo apartamento aislado y tranquilo donde nadie le molestaba y donde gozaba de completa paz. Todo pasó en cuestión de segundos. Se vio caminando entre la multitud que andaba como zombis tras el destino de una marca y un líder mundial que les prometía cosas grandiosas.

Eran parte de un gran plan de control humano. Como maquinas se movían de un lado a otro para poder comprar y vender con el monitoreo satélite que los hacía presos aun andando en las calles. Se les privó la libertad a cambio de bienes sociales que no durarían mucho. La ciudad misma era completamente extraña. Los gobiernos se habían unido internacionalmente para formar nubes inalámbricas y cubrir todos los pueblos de la tierra mientras la sociedad estaba dormida. Usando la tecnología y ofertas de adelantos en comercio y comunicaciones para imponerse en su dictatorial dominio sobre las almas de los hombres. Sin que la gente notara los adelantos ni el uso que le darían, implantaron: antenas, radares, transmisores, monitores, cámaras, y otras maquinarias que servirían como mudos espías de toda acción humana. Muchos llamaban a este dominio los “ángeles digitales”, ya que pensaban que el gobierno estaba allí presente para protegerlos en todo lugar. Pensaban que el gobierno tenía derecho a penetrar en su libertad social y cedieron sin darse cuenta su total espacio. Otros fueron más temerarios, permitiendo colocar dentro de sus cuerpos artefactos de identificación y localización y entregando el control de sus emociones a los que pretendían mover la sociedad como a una marioneta. Dentro de esta sociedad tanto ricos y acaudalados, así como los más miserables y desventurados tenían igualdad de riquezas según las estipulaciones de un nuevo orden mundial. Se quitó la división de clases sociales. Todos vinieron a ser como una especie de comunismo extremo que quitaba las riquezas de las bolsas de los ricos y las repartía a la fuerza entre los más pobres y entre toda clase social. Parecía algo positivo para las clases menos privilegiadas, sin embargo, fue una medida tiránica que impusieron de repente. No hubo forma de contrarrestarla cuando arribaron al poder antes de que pudieran reaccionar o darse cuenta de lo que les sobrevendría. Los hombres cayeron en una emboscada social elaborada por siglos por los que intentan por la fuerza construir un mundo sin la intervención divina. Crearon leyes para intentar edificar la casa sin la ayuda del Omnipotente, como si resurgieran en ellos los viejos deseos de los querubines del pasado que quisieron ubicarse sobre los cielos en la morada de Dios. Se propusieron llevar la contraria creando una utopía sin Dios, aunque conocían que el resultado sería funesto.

La libertad quedó aplastada por las excusas de la seguridad nacional. Sin embargo, muchos ignoraban que dentro de los mismos gobiernos se habían entronado terroristas en una astuta agenda. No había lugar que no registrara la marca con sus “scanner” y aparatos modernos utilizados para rastreo y ubicación. Restaurantes, hospitales, bancos, mercados, y demás. Todo obedecía al sistema del «chip». Esos aparatos tenían la capacidad de rastrear algo más que mercancía. Rastreaban almas de hombres y eran supervisados aun por medio de satélites de modo que sabían dónde está cada ser humano del planeta de forma precisa.

Luego de tantos ataques terroristas de los conspiradores, la gente común no tenía otra opción que someterse a esta tragedia. La mayoría de los ataques terroristas fueron ingeniados políticamente de forma maquiavélica por los que estaban detrás de este engañoso nuevo orden secular.

El gobierno mundial comenzó a matar a todos aquellos que se oponían a sus planes mundiales. Tanto los sellados por la marca y que no se doblegaban a rendir homenaje y culto al líder mundial debían ser asesinados. De igual forma los judíos que se dejaron sellar, así como los que huyeron serían víctimas de persecución y muerte.  Sin embargo, los que se dejaron sellar, morían dos veces y ya no había remedio para ellos. 

Christopher siguió su camino en la calle procurando escabullirse de todos los demás y vio a una joven que lloraba desconsoladamente en una esquina en un rincón escondido de la ciudad. La apariencia de la joven, aunque hermosa tenía sus rojos e hinchados de tanto llorar. Christopher se acercó pausadamente a ella.

–Joven, ¿qué te sucede? –preguntó Christopher.

La joven bajó su mirada.

–Mi vida es una verdadera tragedia. –comentó ella muy triste.

–Sé que el ambiente no es muy alentador, pero no debes estar aquí expuesta. –dijo Christopher.

–Tengo mucho temor. Estos soldados que rodean la ciudad son todos unos agentes del mismo infierno. –comentó ella.

–¿Cómo te llamas? –preguntó Christopher.

–Soledad. –contestó.

–Dime Soledad. ¿Tú tampoco tienes la marca? –preguntó Christopher.

–No, y por eso ando con mucha hambre y mucho dolor. Si le hubiera hecho caso a mi familia no estuviera aquí. –comentó ella.

–¿Dónde están ellos? –preguntó Christopher.

–El cielo se los llevó. –dijo ella.

–¿El cielo? –inquirió Christopher con mirada incrédula.

–Todos los que desaparecieron fue por el llamado de Dios. Vino como ladrón en la noche a buscar a su pueblo. Mi familia se guardaba para Dios y todos se fueron, pero yo aquí he quedado. Este sistema que gobierna en todas las ciudades no es otra cosa que el anticristo del que habla la Biblia. Luego de toda esta aparente paz viene la guerra. Nos asesinará a todos los que no tenemos la marca y aún a aquellos que la tienen pero que no se postran ante su imagen serán aniquilados. –comentó ella.

Aquellas palabras dejaron a Christopher helado. De momento sintió escalofríos y un malestar general.

–¡Dios mío! –reaccionó envuelto en llanto.

          –Ya es tarde para clamar a Dios. –le dijo ella.

–Abandonemos de este lugar. Este no es un sitio seguro. Solo los montes pueden refugiarnos. –dijo Christopher.

Ambos reconocían que caminar entre la gente era exponerse a la muerte. El dictador mundial pasó de hablar de paz a hablar de guerra. Se tornó violento contra todos aquellos judíos y cristianos que no se sometían a sus designios. Mientras caminaban, Soledad continuaba llorando.

–¿Cuál es el motivo de tu llanto? –preguntó Christopher.

–Lloro por las ciudades y por la sangre que se está derramando. Derramo lágrimas por los hombres que le dan la espalda a Dios y se vuelven en ira contra el Omnipotente. Lloro por las mujeres que estén encintas en este tiempo y por aquellos que permanecen en la ciudad y se dejan sellar por el inicuo que las naciones entronaron. Me duele que levanten de las cenizas a Babilonia y la reconstruyan para destrucción de las almas. Todo aquel que sea parte de este sistema y reciba sus beneficios no tendrá su parte en libro de la vida ni su nombre estará escrito en el libro de la vida del cordero. –dijo la joven como gimiendo a causa de la humanidad.

Christopher estaba espantado por las palabras que salían de la boca de la joven.

En la sociedad llamaban al líder mundial el “ungido”. Era un político con conocimiento multicultural y lleno de sabiduría humana. Era notorio para todos que este hombre admirado por los gobernantes de la tierra era un genio de la política, economía y la religión. Fue conducido al poder por medio de la influencia sobre los gobiernos de grupos y sociedades secretas que tenían la meta en común de entronar un monarca que defendiera los intereses que ellos consideraban eran para la paz mundial, sin embargo, en realidad estaban siguiendo los intereses del dominio de los guerreros templarios cuyo origen y propósito era ocultista. Fueron ellos los que desde antaño habían forjado las bases de la unificación de toda economía, política y religión.

En este tiempo eran muchos los que cegados negaban que existiera un complot mundial para adueñarse del patrimonio judío, pero con el propósito de destruirlos para siempre.

Grupos de gente adinerada se habían introducido en toda esfera de dominio judío mundial para arrastrarlos a todos de manera astuta y dominar sobre ellos, haciéndoles creer la supremacía de su raza. La meta del gobierno mundial era dominar el mundo desde Jerusalén ya que era la ciudad símbolo de religión y fe mundial. Para lograrlo, debían convencer a los judíos y árabes que sus intenciones eran genuinas y benévolas no solo para ellos sino para toda la humanidad. De esta forma salieron a la defensa de Israel frente a las demás naciones. No solo ayudaron a crear el estado de Israel, sino que se hicieron responsables de su defensa. Colocaron infiltrados dentro de los altos mandos judíos e incluso se hicieron pasar por ellos con grandes engaños. Entregaron prosperidad material a cambio de fidelidad al sistema del líder mundial. La preeminencia política que ellos buscaban y que no les fue dada por Jesucristo, ahora le era ofrecida por el nuevo gobernante global al que abrazaron como su cristo. El día que los judíos abrazaron el gobierno del líder mundial fue apenas el comienzo de la tragedia para muchos judíos. El líder mundial se tornó contra ellos. Se propuso en su corazón borrar el nombre de Israel de la faz de la tierra. Todo era parte de una terrible emboscada y conspiración mundial en contra del judaísmo y del cristianismo.

 


Prólogo 

Los Hechos 

Capítulo 1 El pordiosero 

Capítulo 2 Misteriosa huida

Capítulo 3 La carta secreta 

Capítulo 4 Advertencia de una catástrofe 

Capítulo 5 La autoridad del dragón 

Capítulo 6 El arrebatamiento

Capítulo 7 La marca

Capítulo 8 Señales y prodigios 

Capítulo 9 Siete años 

Capítulo 10 Monstruos de aluminio 

Capítulo 11 Un nuevo día


 

 

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