Friday, October 9, 2020

El resurgir de la esvástica (Autor: Dino Alreich) Capítulo 4

 

Advertencia de una catástrofe



Aquellas letras hicieron que Christopher quedara petrificado en su asiento buscando asimilar aquellas ideas. Se encontraba solo y en silencio meditaba. Se encontraba en una encrucijada, creer o no creer. Aquella carta parecía trastornar todas sus ideas y pensamientos.  Pronto aquella carta cambiaría su manera de ver los acontecimientos sociales y la historia humana que hasta el momento conocía por medio de sus estudios e investigaciones como antropólogo y profesor de universidad.

Desde joven Christopher se interesó en conocer toda la verdad que se refería a la historia y a la sociedad. Fue tanto su interés que se hizo profesor de antropología buscando el significado de la existencia y descifrar los misterios sociales. Pero ahora, este hombre misterioso lo estaba inquietando por medio de aquella extraña carta a ver los acontecimientos sociales desde otra perspectiva.

Christopher tomó aquella carta y la puso entre las páginas de uno de sus libros de estudio. Ya era tarde en la noche, y como si se tratara de visiones en la noche se comenzó a oír un estruendo en la ciudad.  Christopher se levantó apresurado para observar entre las cortinas verticales de su ventana. La ciudad estaba revuelta y se comenzó a ver una agitación masiva de toda la gente. Todas las calles se llenaban de soldados que irrumpieron sin previo aviso. Tal pareciera que estos soldados aguardaban en lugares escondidos de la tierra esperando el momento de la orden para entrar a tomar las ciudades.  En sus uniformes poseían insignias que los identificaban con una nueva dictadura. El aspecto de aquellos soldados armados era de rudeza y violencia. Lanzaban por la fuerza al suelo a aquellos que se les oponían. Allí en el suelo esposaban a sus opositores.  El propósito de aquellas brigadas de soldados en todas las ciudades era el someter a todas las gentes a la nueva dictadura. Esta dictadura demandaba que todos los moradores de la tierra fueran marcados por medio del implante de una marca electrónica o microchip sobre todas las personas. De esta manera el gobierno vigilaría cada paso de todo ciudadano. Estas medidas extremas fueron tomadas luego que la sociedad se vio afectada por actos de violencia donde murió mucha gente entre otros factores de gran crisis social. Ahora todos los gobiernos unidos forzaban a la gente a ponerse aquel diminuto artefacto debajo de la piel. Por un lado, estaban los soldados en las calles tomando la ciudad por la fuerza y por otro lado grupos de enfermeras y personal médico estaban ya preparados en diferentes lugares para inyectarle a la gente aquel pequeño rastreador. No pasaba mucho tiempo cuando la gente sobre la cual se implantaba aquel artefacto se tornaba diferente. Tal pareciera que se volvieran como máquinas que no expresaban emociones o simplemente no respondían a los estímulos del ambiente, sino que respondían a las directrices o estímulos artificiales que se recibían en aquellos diminutos artefactos que parecían sustituir el cerebro y el sistema nervioso de las personas. De pronto Christopher se vio a si mismo huyendo de toda la gente cuando pretendieron poner sobre él aquella marca por medio de una inyección.

Allí sobre su cama se despertó sobresaltado. Era solo la 1:00 a.m. y estaba aturdido. ¿Qué significado pudiera tener aquella pesadilla? ¿Sería que la carta de Mathew le había sugestionado los pensamientos?  Ahora tenía delante de él aquel enigma que debía descifrar fuera como fuera. El sueño pudo vencerlo nuevamente como si se negara a soltarlo a la realidad.

Entradas las horas de la tarde, el teléfono celular de Christopher sonó.

–Diga. –respondió.

–¡Hola!, Christopher, ¿qué estas haciendo? –preguntó Heda.

          –¡Saludos! Aquí llegando a mi casa. –respondió.

–Te comento que a Ricardo y a mí nos tiene intrigado aquello del cofre misterioso. –dijo Heda.

–Mira, si ustedes pueden pasar por mi apartamento con gusto hablamos y así les pregunto sobre unas cosas sobre teología y las creencias que ustedes tienen ya que unas cosas que dijo Mathew en su carta me dejaron pensando. Creo es un tema alarmante.  –dijo Christopher.

–Pues tan pronto podamos vamos a tu apartamento. –le comentó Heda.

–Quedamos en eso. ¡Adiós! –se despidió Christopher.

Pasado un rato, tanto Heda como Ricardo estaban curioseando en el apartamento de Christopher. Ellos notaron que Christopher no cesaba de sacar documentos y libros de aquel cofre como buscando e indagando como si allí tuviera algo que descifrar.

–Tal parece que esos documentos te han atrapado la atención. –comentó Ricardo.

–Lo que sucede es que dicen unas cosas que me dejaron en enigma. Debo investigar si lo que se dice es cierto. Ya que, si es verdad, entonces es una terrible realidad. –respondió Christopher.

–Entonces, dinos ¿cuál era el misterio de la carta del cofre que dejó el hombre? –preguntó Heda.

–Parece ser una carta apocalíptica. –dijo Christopher.

–¿A qué te refieres? –preguntó Heda.

–Mira, ustedes me conocen. Saben que soy profesor y antropólogo de profesión. He estudiado la sociedad, las diferencias culturales, y todas aquellas ramas que caracterizan los pueblos, así como la historia individual de cada región. Sin embargo, este hombre con esa carta me ha dejado muy inquieto. Presenta una óptica de las cosas que suceden alrededor que es algo alarmante.  –explicó Christopher.

–Pero dinos ¿cuál es el enigma? –preguntó Ricardo.

–Es una verdadera tragedia. De lo que la carta habla es de un caos social que se creará por medio de los gobiernos de la tierra. Mathew afirmaba que siendo jesuita descubrió muchos secretos internacionales y por conocer de ellos y ser un desertor de la iglesia sabía de antemano que le darían la muerte. –dijo Christopher.

–¿Secretos? –preguntó Heda.

–Sí, él dijo que existe una jerarquía que procura controlar todos los gobiernos de la tierra. Esta jerarquía está encabezada por jesuitas, los cuales son una orden militar que sigue los mismos objetivos de los paganos templarios y masones que buscan el control mundial. –dijo Christopher.

–¿Los templarios? pero ¿no se nos ha dicho por los medios de comunicación y en la historia que ellos eran cristianos defensores de las reliquias de Jesucristo? –preguntó Ricardo.

–Según esa extraña carta ni los jesuitas ni los templarios ni los masones y ni siquiera el Vaticano le sirve a Dios, sino que es una fusión de paganismo que lo que busca es el poder mundial por medio toda clase de atentados, holocaustos, muerte y guerras. Mathew dice que las guerras mundiales y los dictadores, así como religiones y partidos políticos han sido dirigidos por el gobierno de un papa negro que domina el trono detrás del Vaticano y desde allí rige la religión y la política internacional para buscar lograr un gobierno central que no necesariamente es cristiano. Como si fuera poco afirma que los medios de comunicación están siendo controlados, incluso la historia que estudiamos en las universidades. –dijo Christopher.

–Yo he escuchado que nuestro pastor de la iglesia tiende a predicar de estas cosas cuando habla de la profecía bíblica. –dijo Heda.

–¿Sabes qué? Mathew asegura que estas cosas están profetizadas en la Sagrada Biblia. ¿Será cierto o fantasía? Mira, personalmente al estudiar la diversidad de creencias en nuestro mundo siempre he pensado que son cosas de imaginaciones y mitologías que tratan de explicar las cosas sobrenaturales. Es decir, soy escéptico.  –dijo Christopher.

–Pero ¿de qué religión era Mathew? – preguntó Ricardo.

–Él era un sacerdote jesuita al cual conocí cuando vivía en Puerto Rico. Él solía dar conferencias en la universidad, enviado por el seminario católico. Pasaron muchos años cuando dejé de verlo. Ahora me lo encuentro en aparente estado de negación caminando por las calles detrás de una apariencia de pordiosero. Cuando le indagué sobre su vida me dijo que lo habían forzado a esa condición y temía por su vida ya que según él personas lo perseguían. –dijo Christopher.

–Entonces ¿dijo él que los jesuitas eran los responsables de esas persecuciones? –preguntó Heda.

–Así es. Mathew dejó datos y pistas que enlazan a los jesuitas, masones, templarios y el mismo Vaticano a las dictaduras más atroces y terribles de la historia. Todavía me cuestiono si estas cosas son así como él las presenta. Esto es lo que debo investigar ahora. –contestó Christopher.

–Este tema se parece a los seminarios que da el pastor de nuestra iglesia. –dijo Heda.

–¿Qué tiene que ver toda esta trama con la Biblia? preguntó Christopher.

–Nuestro pastor nos ha explicado que todas estas cosas que suceden están preanunciadas en la Sagrada Biblia. –dijo Heda.

–Perdona mi incredulidad, pero me resulta difícil creer que un libro de hace dos mil años contenga descripciones de la sociedad moderna. Deben estar desvariando los que así piensen. Perdonen mi franqueza. –dijo Christopher.

–Bueno, sería conveniente que escucharas el punto de vista de las predicas del pastor Esteban. –sugirió Heda.

–¿Sabes qué? No asisto a iglesia alguna, pero por curiosidad aceptaré recibir a tu pastor para discutir algo de estos temas y ver de qué manera él pretende justificar lo que acontece en nuestros días con los que dice la Biblia. Es más, le haré un reto de que trate de explicar lo que dijo el fenecido Mathew con esas ideas que los protestantes tienen. –dijo Christopher.

Así lo acordaron, Heda hablaría con su pastor para que viniera al apartamento de Christopher tan pronto pudiera.


Prólogo 

Los Hechos 

Capítulo 1 El pordiosero 

Capítulo 2 Misteriosa huida

Capítulo 3 La carta secreta 

Capítulo 4 Advertencia de una catástrofe 

Capítulo 5 La autoridad del dragón 

Capítulo 6 El arrebatamiento

Capítulo 7 La marca

Capítulo 8 Señales y prodigios 

Capítulo 9 Siete años 

Capítulo 10 Monstruos de aluminio 

Capítulo 11 Un nuevo día

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